El País Valencià en su historia fue una tierra fértil para Bandoleros, en particular en el Siglo XIX. Algunas de las correrías de estos bandoleros dejaron huellas imborrables en la cultura de nuestros pueblos y comarcas. Sobreviviendo sus hazañas y bautizando calles y plazas con sus apodos. El 22 de febrero de 1874, por ejemplo tuvo lugar el "robatori de Benimassot" (en el Comtat). 34 hombres conocidos como "La Companyia de segrestadors de la Marina" bajo el liderazgo de Tona de Pedreguer, encerró en Domingo a la hora de la misa a todos los asistentes en la iglesia. A Excepción de los 9 vecinos más acuadalados quienes fueron acompañados a sus casas que fueron desvalijadas sin un ápice de violencia. Muchos de estos bandoleros como El Campaner de Xàbia o Els Pansits crearon serios problemas a los invasores Franceses y su gobierno afincado en Valencia.
Un bandolero (también llamado bandido, encartado, brigante, facineroso, salteador de caminos, fugitivo, cuatrero, malhechor, proscrito o forajido) era un ladrón armado. Se dedicaba al contrabando, al abigeato y al secuestro. Por lo general, asaltaban a los viajeros ricos en despoblados, bosques y caminos peligrosos de las montañas, lo que facilitaba su ocultación y dispersión. No solían actuar en solitario, sino organizados en cuadrillas. Su equivalente en el mar es la llamada piratería o bandolerismo marítimo.