Si formas parte de la generación VHS tenías una cinta sagrada con una o dos películas que veías una y otra vez.
Probablemente con los anuncios de la cadena de turno. Aunque algunos nos sentábamos delante del video para parar la grabación cuando empezaban los anuncios y volver a darle al REC cuando finalmente terminaban. Ese acercamiento al monjate de video con teclas de pulsador se tornaba en amor por el cine o los videoclips a través del esfuerzo necesario para conservar algo emitido en la efímera Televisión Pública.
¿Recuerdas que tenías grabado en esa cinta? ahora puedes hacerte una sudadera con tu cinta grabada favorita personalizando la etiqueta.
Las actuales generaciones nunca conocerán el placer de la copia analógica. Las plataformas actuales de consumo multimedia permiten revisionar una película, pararla, rebobinarla incluso cambiar el idioma, algo impensable en los 90. Los que ya peinamos canas recordamos tragarnos programas infames previos a lo que nos interesaba para no perdernos nada, llamar corriendo a un amigo (bueno, a su casa, donde probablemente descolgaría alguno de sus padres) para avisar de que se estaba emitiendo una película que no había aparecido en la previsión del super tele ni en el arcaico teletexto. Así que aquí queda nuestro homenaje a cómo conocimos el cine una generación.